lunes, 16 de junio de 2008

LA NOCHE TRISTE

Invadida la ciudad por falsos dioses,

templos profanados por herejes,

derrotado y sometido Moctezuma:

hora pueblo mío de dar el grito.


Ese rugido de jaguar maldito

que escupe fuego por su plata boca

retrocede ante la furia de Cuitlahuac,

¡Sufre y huye el español maldito!

Retumban las tierras de Quetzalcóatl,

gritos de guerra de jaguares:

¡Defenderemos hoy estas calles

a costa de nuestra propia boca!


Escapan ya los asesinos,

perseguidos han de ser

por acabar con tantos viejos.

Ya se van hacia Tlacopan,

sin embargo no se irán

sin entregar antes sus vidas

en sacrificio a Huitzilopochtli,

Tlaloc, Toci y Teteoinnan.


Dicen que murieron miles,

dicen que perdieron su oro,

que se ahogaron sus caballos

y se quebraron todos sus rifles;

que sus ojos llenaron de sal y agua

y que lloró y lloró su líder.


¡Llora conquistador,

llora triste allá en Tacuba

que merece tu color

eso y más por tu traición!


Por lo pronto esta noche hay fiesta

Tenochtitlán es libre y se viste

con los colores de Tezcatlipoca.

Brindando con Mayahuel

nos entregamos a Xociquetzal

y a Tlacúltetl, Tlazoltéotl y Xochipilli;

y cantamos con Chicomexochtli

y sonreímos con Nuhualpilli.

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